Por primera vez desde que la Unión Europea existe, la Comisión Europea, fuertemente presionada por la industria armamentística, pretende destinar miles de millones de los fondos públicos al desarrollo de tecnología militar avanzada. El objetivo de estos subsidios es preservar la competitividad de la industria armamentística y su capacidad de exportar, incluso a países que contribuyen a la inestabilidad y que participan en sangrientos conflictos. Y esto es solo el principio, su objetivo a largo plazo es establecer un programa por valor de 3.500 millones de euros. Esto implicará recortes drásticos en gastos prioritarios.
Pero todavía tenemos la oportunidad de impedir que los contribuyentes europeos financien conflictos sangrientos. Digámosle a los eurodiputados y a los miembros del Consejo Europeo que queremos que voten por la paz y que no subvencionen armas. ¡Únete al movimiento!